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Tunel del Tarso

[vc_row][vc_column][vc_column_text]El síndrome del tunel del tarso o tunel tarsiano es una neuropatía que se produce por el pinzamiento o compresión del nervio tibial posterior, o alguna de sus ramas, por su paso por el tunel del tarso, cavidad que se ubica en la zona interna y medial del tobillo.

Los pacientes presentan dolor en la región del talón, que se puede irradiar hacia la cara lateral o hacia la cara anterior. Puede experimentar sensaciones de quemazón, adormecimiento, parestesias, adormecimiento de la zona o incluso latigazo. Los pacientes refieren necesidad de descalzarse cuando experimentan la sintomatología.

Entre el 20 y 40% de los casos tienen una causa indeterminada. Aunque destacan las lesiones que producen reducción de espacio en la región comprimida, como pueden ser quistes, esguinces, tenosinovitis, fracturas óseas o varices, entre otras. Asi mismo ciertas hipertonías musculares, como la del abductor del primer dedo o tensiones excesivas en tendones también pueden ser causa directa de esta compresión.

La clínica referida es básica para establecer el diagnóstico, se debe complementar con una exploración minuciosa del nervio, realizando una percusión directa para provocar la sintomatología, denominada esta prueba Signo de Tinel.

En cuanto al tratamiento, en primera instancia se debe optar por un tratamiento destinado tratando la causa o factor causante. Esto es, en función de qué cause la compresión. Por ejemplo,  en caso de que la compresión sea a causa de una hipertensión tendinosa será necesario optar por la realización de una ortesis plantar para relajar y distender el tendón. Si se sospecha de un cuadro inflamatorio se podrá optar por la infiltración antiinflamatoria para conseguir la desinflamación y «apertura de espacio» para liberar el nervio.

En caso que no se pueda establecer de manera fehaciente y clara la causa, se puede optar por la infiltración de sustancias que generen la descompresión mediante la «rotura» controlada de los tejidos que provocan la compresión. En última instancia, en un bajo porcentaje de casos, se debe optar por la vía quirúrgica, realizando la liberación mediante pequeñas incisiones de 1 mm, mediante cirugía minimamente invasiva.

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